El Estudio Acústico es la herramienta fundamental de que dispone una actividad para evitar conflictos por ruido una vez entre en funcionamiento. Durante la fase de proyecto, se analizan las fuentes de ruido a instalar, los aislamientos previstos, la ubicación de receptores sensibles en el entorno, y numerosos factores adicionales, para determinar si es necesario llevar a cabo alguna corrección desde el punto de vista acústico.
Así, la actividad puede tener la tranquilidad de que una vez puesta en marcha no habrá sorpresas desagradables ni incumplimientos de emisiones acústicas.
El Estudio Acústico puede requerir mediciones en campo y modelos de simulación, en función del tipo de actividad o de la sensibilidad del entorno en el que se va a instalar, y es un requisito habitual para la obtención de licencias de apertura.